Semilogía del residuo: biografía teórica

Esperabamos la pizza. O "esperar" era el verbo que ilustraba más sencillamente tres personas alrededor de una mesa. En silencio. Más cinco minutos en silencio. Yo hojeaba un libro de Fowill, una ventizca desparramó las hojas. Un temblorcito. Mi amiga de la izquiera sacudió como un breve temblor espasmódico el torso, los brasos y parte de la cara. El libro se detuvo en una página cualquiera y yo leí la primera línea que apareció. "......" Un ensayo a partir de ahí, pensé. Si eso se repite una vez más empiezo un artículo crítico desde esa pequeña parcela del texto. Otro viento. Ningún temblor. No lo hace conductistamente F. , me recordé. En ciertas ocasiones le viene el chucho. Dejé el libro sobre la mesa de plástico, y anoté en el cuaderno de ella: " Un modo de crítica alternativa: enfocar elementos particulares que se repitan, pero no en una modalidad repetitiva que conduzca hacia la isotopía- iteratividad de categorías sémicas que sostienen el sentido coherente del texto. Una repetición marginal, que nos dirija hacia el afuera del TEXTO. Como un "tic". Nadie podría afirmar que un "tic" simboliza LA personalidad de un sujeto. Pero sin dudas es un elemento válido de entrada a la maraña de significados y afectos que lo constituyen. Un elemento singular que deja sin-lugar a la Totalidad y "escencia" de un sujeto. No nos permite ni pretende decirlo TODO de una persona sino un aspecto: en última instancia, TODO el sujeto no es más que un aspecto sobrevalorado." Timbre. La pizza. Mi amiga de la derecha fué a recibirla. Su corrida levantó un rulo de aire leve. Y si alguien me pidiera que la describa a F. . Que la sintetize. Me niego tres veces como el apóstol. Sólo la muestro como en ese momento: temblorcito. Chucho de frío.