ETERNO BORRADOR DE UNA MENTE SIN TALENTOS

Como caderear al ritmo del tun-tun o como desarticularse en un flash de neón en sintonía con el Dj, pero bajo el amparo del La Literatura: o de hacer cualquiera pero con cara de inteligente.

jueves, 7 de febrero de 2008

El escrito vinícola-"el escritor" ebrio(Primera parte)


El escritor vinícola-“el escritor” ebrio
Acerca de tipografías ociosas de un jueves a la noche sin éxtasis


" Si algo vale la pena, tiene que ser ahora. El presente es el único lugar posible, interesante, conmovedor[...] el acceso a lo sublime viene dado por la banalidad, el chiste malo, la frase incompleta, la sintaxis errática, la velocidad como modo de la demora eterna.[...] era la nada misma, la llamada de la nada, la real transgresión. El triunfo de Rust: haber alcanzado la pavada total y desde allí elevar una crítica radical al mundo"

Damián Tabarovsky La expectativa






Como un desaforado zoólogo enredado en un amazonas cultural, embebido en un neo-positivismo lógico; como un neurótico obsesivo antes de abandonar su departamento para irse de vacaciones; como una mina un sábado a la noche, dos vodkas con Speed mediante, contándoles a sus amigas su biografía amorosa. Digo, juguemos a realizar taxonomías, secciones tipificadas en la que encerramos seres vivientes y palpitantes: ensayemos lúdicamente hipótesis que arrojaremos para que algún tipo o mina con más apetito de verdad se gaste en comprobarlas.
Existen-al menos- dos tipos de escritores:
1_ Una especie de escritores que dejan reposar la primera iluminación, añejan la idea: se trata del escritor vinícola. Esta particular fauna es la que se alza con las medallas del reconocimiento público; toda Doña Rosa que haya oído lejanamente de un sobrino que tiene un amigo que pispió la reseña-la mitad de una reseña- de un libro, sabrá afirmarle con la exactitud del sentido común que un “escritor serio” es ese que se pasa laburando su idea, sus argumentos. Ciertamente, estos artistas de rictus pesados y miradas vacilantes son esencialmente desconfiados: el relámpago de la idea se les topa como un limpiavidrios en la Cañada a las 3 de la mañana; para ellos su extrañeza es insoportable, la saben- a la idea- peligrosa porque nueva e inclasificable. De algún modo perverso, se han Blumberguizado: son los agentes de las Doctrinas de Seguridad frente a la amenaza sin nombre de la irrupción de la palabra. Simultáneamente, para acostumbrarse a esta anomalía que les achichona la mente la someten a una prueba: el añejamiento. Estas personas agradecen con alma y estómago la aparición de la PC- personal computer, no partido comunista-: antañamente, ellos sufrían expulsiones a patadas de sus hogares pues llenaban los mismo de papeles en los que anotaban la idea y la dejaban descansar. Llegaba el día en que un everest recostado de papeles se apoderaba de todos los recovecos de los inmuebles, y la esposa o amante en cuestión no soportaba más. Hoy en día se acomodan con guardarla en algún inmaterial archivo de Word. Decíamos, el añejamiento como prueba, como test de calidad. La idea revelada no puede ser textualizada in situ. Es muy sencillo, muy obvio. Obreros del arte, el sudor de sus manos es el que certificará el valor de la idea escrita. Porque desconfían de lo extraño, de lo fácil, quizá porque descreen de la inmediatez. Para ellos el presente es Light, son iconoclastas del futuro. Guardan sus ideas en Word para ver si exceden su temporalidad de surgimiento. En última instancia, suponiendo que esta “excedencia” del presente atestigua su carácter de retrato histórico ignoran su platonismo cristianizado oculto: desligarse de su irrupción epifánica supone al texto como trascendencia al tiempo histórico, el texto como Espíritu. No sólo son estos señores artistas unos dignos laburadores, sino místicos que nacieron en una época equivocada. Una vez publicada la Obra, en ella se lee el jadeo de la fatiga corporal, las jaquecas del entrenamiento mental, la inversión de un tiempo que podrían haber derrochado: de allí proviene su prestigio, como el del empleado del mes en MC Donalds. Ahora, de aquella primigenia e inocente iluminación, ¿qué queda? A ellos no les importa, Asesinos seriales de la creatividad espontánea.
César Aira dice lo mismo pero mejor refiriéndose a Saer: “Escolar, aplicado, honesto a más no poder, Saer produce la impresión de que la literatura es un trabajo como cualquier otro, un trabajo que se aprende y luego se realiza. Un lector de Saer compra un libro, un buen libro. Las últimas novelas de Saer han sido todo satisfacción para un lector culto, interesado y predispuesto a cierto esfuerzo.” Zona Peligrosa
El mismo Piglia se incluye dentro de esta categoría, aunque no sé si lo aceptaría de buena gana. Me da lo mismo. Que venga a buscarme si no le gusta; lo espero con los guantes puestos: “Escribir es sobre todo corregir, no creo que se pueda separar una cosa de otra. Cierta disciplina de trabajo ha sido fundamental en mi formación como escritor. Joyce insistía, de un modo un poco maniático, que había empleado 20.000 horas para escribir Ulises. Sería ridículo pensar que 20.000 horas de trabajo aseguran la escritura de un libro como Ulises, pero a la vez hay que decir que ese tiempo está en la textura del libro, y eso es también lo que leemos al leer esa novela” Crítica y Ficción, 36

7 comentarios:

Javier Martínez Ramacciotti dijo...

Hoy me acordé. Mi grouppie anónim@. No volvió, o volvió y se espantó. Suele pasar, desilusiono. En fin, se requieren Fans a todo pulmón. No quiero entrar en curva decadente como Britney Spears. No quiero volverme gordo, pelado, y dejar de usar ropa interior para ser fotografiado en algún boliche tras snifear hasta el polvillo de una fama pasada.. Ayúdenme!!! Do you want a piece of me??!!!

Equis dijo...

Posmodernamente hablando, voy a hacer una posmoderna crítica a este texto tan típicamente posmoderno. Yo diría que en la posmodernidad el presente es lo único que cuenta. Es la generación celular, la eclosión de las siliconas y del porno. La era de autofilmarse teniendo sexo, y luego publicarlo en Internet, u ofrecerlo al mejor postor (quienes todavía conservan sus apetitos liberales). Por mi parte, como antiescritor reconocido, diría que de los únicos textos de mi pluma de los que la gente habló (yo, antiescritor posmoderno, escribo para que antilectores posmodernos hablen de mí y de mis textos, sólo para eso) fueron aquellos inspirados y "volcados" en cuestión de minutos. Las masturbaciones dactilográficas, que les llamo. Todo texto posmoderno que quiera ganarse la presencia en el posmoderno mundo de la Internet posmoderna, debe ser del tipo masturbatorio posmoderno. De lo contrario, que se vuelva libro, hoja, que adquiera materialidad y pesadez. Y podrá estar en Internet, pero sólo para ser impreso, nunca leído tan fuera de su medio natural.

posmodernidad. f. Movimiento artístico y cultural de fines del siglo XX, caracterizado por su oposición al racionalismo y por su culto predominante de las formas, el individualismo y la falta de compromiso social.
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Zebra dijo...

Creo que ya no es posible hablar del escritor vinícola si por escritor queremos referirnos a aquella persona que escribe libros. El mercado obliga y la necesidad empuja a escribir con cierta asiduidad (a veces se firman contratos de 4 libros en dos años). El mercado, se ha convertido en el mecenas actual del arte que sigue siendo, aún en la "posmodernidad", un arte atado a las convenciones capitalistas de las mugrosas editoriales. Por lo tanto el escritor que guarda sus ideas, las deja fermentar y espera que la novela de frutos una vez añejada se quedara esperando cual boludo en computadora de cyber de barrio. Es bastante matemática la cosa, los escritores están obligados a producir con una frecuencia X que los haga ganar plata y mantener el reconocimiento. La producción de X novelas en X tiempo reduce la calidad de las ideas que no han podido ser decantadas con el suficiente tiempo como para crear una buena obra maestra de las que ahora se ven pocas.
En contraposición a este estilo de escritura pausado y meditabundo que supondría el escritor vinícola, tenemos a los que Exe refiere como masturbatorios (y siguiendo con la metáfora...) aquellos que escriben un libro de una paja mental un sábado a la tarde y que lo entregan calentito el lunes por la mañana. Así se convierten en bestsellers (en la traducción literal del término "mejores vendedores"). Y nosotros, lectores suspicaces a la caza de algún tesoro escondido en una librería de saldos, seguimos ampollándonos el culo a la espera de un Ulises moderno que no va a llegar.

Me quedo con la frase de Tolstoi: No hay que escribir sino en el momento en que cada vez que mojas la pluma en la tinta, un jirón de tu carne queda en el tintero.

Javier Martínez Ramacciotti dijo...

Exe: En la posmodernidad el presente es lo único que cuenta. Supongo que te referís al tópico de la carencia de horizontes de expectativas- hermano menor de la utopía-: bueno, siglos aferrados al fantasma del futuro, desdeñando la multeiforme materia del presente para realizar una ingeniería social que "factualice" ese modelo futuro: todo sistema totalitario es la actualización del futuro que anula las aristas del presente. De todos modos, no soy posmoderno pero tampoco moderno: soy un marxista incómodo, que a la vez que mira de reojo y desconfía de la imposición de un único presente("esto es lo que hay") tampoco se deja cegar por las promesas mesiánicas(la sociedad sin clases. la democracia liberal): probablemente lo que nos queda es sólo el presente, pero en todas sus dimensiones("esto es lo que hay, pero ésto es complicado no un sistema"): vigilancia del presente, una ontología del presente como dice Foucault.
Zebra: Pasamos de una lógica cultural( el posmodernismo) a una economía literaria. En efecto, seguimos bajo la mirada ciclópea del Capitalismo-aunque ya no sólo industrial sino financiero, crucial modificación- y el capitalismo atraviesa todos los Campos(Bourdieu), entre ellos el campo cultural: sus agentes son la Editoriales. De todos modos, al mod del Exe, creo que hay una tendencia a manejarse con un concepto de "dominación" que-ferviente lector de Foucault- no puedo compartir: El posmodernismo interpela simbólicamente, del mismo moda que el mercado editorial sucita objetivamente ciertas enunciaciones culturales. Ahora, obligar lo que se dice obligar, ni uno ni el otro lo hacen. Y creo que es importante señalar los resquicios, pues son esos espacios los que devienen sedes de enunciación alternativa en la literatura. Porque existen escritores que dejan fermentar sus ideas en búsqueda de la obra maestra-Saer, Piglia, Saccomano, etc- ya que lo que se busca es otra legitimación, la de la academia: la academia es un mercado, un códiga que regula las secuencias semióticas efectuadas. Del otro lado estás los "best-sellers" cuyo juego es la doxa, el reino de la generalidad y clishé: se acomodan a los nichos comerciales producidos por las grandes editoriales. Pero existe toda una rama de escritores que se mueven entre las dos instituciones-la academia y el mercado: o sea, no están fuera de ellas-¿en dónde, qué afuera?- sino que las usan, en el sentido peyorativo, de "¡me usaste!" Ejemplo: Cesar Aira escribe un múnimo de cuatro novelas por año, y tiene el record de ser publicado por una cantidad enormes y de muy diferentes calibres de Editoriales( de Eloisa Cartonera a Emecé); y sin embargo, quien lo lea nunca podrá afirmar que se trata de un "best-seller" aunque le haga el juego al mercado. Aira es el síntoma de que el mercado es flojo, y es el faro de la nueva escritura. Pero ésto es el tema de la segunda parte de este post.
Quiero que quede claro: mi postura es de ataque ferviente al escritor vinícola, sin nostalgia ni espaeranza en ningún "Ulises". Por suerte, yo no me ampollo nada esperando nada. Hacer, hacer, hacer: algo quedará. Y si no, who cares??!! fuimos felices como pudimos.

Javier Martínez Ramacciotti dijo...

Un premio a quien contabilice la cantidad de errores, ya ortográficos ya de redacción ,en mi comentario anterior. No quiero corregir. A veces mi cabeza es un maratonista africano y mi mano tipeando un fatigado gordo corriendo el A10. Imposible sincronía.

Equis dijo...

Lo hubiera hecho gratis, ya lo sabés. Pero ahora quiero mi premio, ya lo sabés.

multeiforme = multiforme
son la Editoriales = son las Editoriales
al mod del Exe = al modo de Exequiel, el más hombre
del mismo moda = del mismo modo
sucita = suscita
códiga = código
estás los "best-sellers" = están los "best sellers"
clishé = clisé o cliché
Cesar = César
múnimo = mínimo
cantidad enormes = cantidad enorme

Bien, y hasta ahí la Srta. de Lengua, que tanto te disgusta (por tu calidad de homosexual).

Segundo, yo diría (qué acto de humildad, decir "yo diría") que nada es tan posmoderno como esta genial novela: http://elultimoparaguas.blogspot.com/2008/02/las-tristes-aventuras-de-tom-sawyer.html
Aguanten las computadoras que vayan remplazando a todas las profesiones, pues nunca podrán hacerlo con los abogados. Porque haremos una ley, prohibiéndoles a las computadoras ser abogadas... ni legisladoras.

Tercero, sacame mi curiosidad obsesiva: ¿dónde citaste a nt en tu blog, que se se sintió tan honrada?

Cuarto: sacá lo de la verificación de la palabra (y lo mismo los demás que me estén leyendo). Es un embole.

Javier Martínez Ramacciotti dijo...

Exe: a nt no la cité, sino que le robé una entrada suya y la posteé. Es la de "cosas odiosas que hacen los hombres cuando cojen", cuyo título aquí es "Te sentís aludido?". Y lo del honor de ser citada en este humilde pero efectivo blog, bueno, todo el mundo está crazy...
p.d: ya me voy a sentar a sacar eso de verificación de la palabra. Ahora no tengo nada de ganas.