Al profe de estética, (en) cuya clase desbarrancó mi cerebro hacia cualquier cosa menos Kant. Y a J. y F., por eso de que el medio ambiente condiciona cualquier germinación. Por estar ahí.
Una ejemplo sin ejemplificación. Una alegoría sin intérprete.
1
Madre, Orán, la plaza de la ciudad
y yo.
Una plaza con dos calesitas,
una plaza paradójica,
superpoblada.
Entrar en su tierra era
siempre
elegir,
la elección siempre.
¿Cómo elige un niño?
Por colores
2
Una plaza escindida en dos
territorios,
con una soberanía mezclada,
confusa.
-la falta de claridad es una mirada actual
en ese entonces la lógica era clara para nosotros-
Calesitas que circulan y
no se mueven,
pero movilizan a los chicos.
Elegir.
¿Qué hace un chico con la elección?
Busca risas.
3
Un sonido chirriante de metal
oxidado
se viene a acoplar sin rivalidad
con una música almidonada de
Disney, de fábula
monorítmica.
A la vez que nos mareamos
en el eterno retorno de
la misma calesita
-lo mismo una y otra vez, pero distinto-
nos mareamos al cubo
en el sube y baja de
nuestros vehículos artificiales.
¿Qué hace un niño en esa dinámica?
Se fuga
4
Madre y yo nos vamos.
A la espalda del niño
quedan dos ámbitos irreconciliables
dos calesitas:
en el medio
un banco con la pintura blanca
arruinada,
un ciruja y su hijo duermen ahí.
¿Qué hace un chico en la frontera?
Se le fugan risas y colores.
0
Madre, plaza, calesitas, Orán
todo almacenado,
archivado,
pieza de museo.
Ahora mi cabeza rueda
con la fuerza unida de dos calesitas
alrededor de esa banqueta indecorosa.
martes, 1 de abril de 2008
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1 comentario:
Hola Amigo!! me encanto la introducción del poema... El desbarrancarse con Susana... el sentirse dichoso de estar ahi... es un recorrido si no diario por lo menos mensual jaja; el saberse que no en vano uno esta donde se siente presente... el deseo inconciente que se revela realizado dia a dia.
Eterna vida a la literatura, a la poesía, al relato... eternidad del arte!
Besos
Yanina
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