ETERNO BORRADOR DE UNA MENTE SIN TALENTOS

Como caderear al ritmo del tun-tun o como desarticularse en un flash de neón en sintonía con el Dj, pero bajo el amparo del La Literatura: o de hacer cualquiera pero con cara de inteligente.

sábado, 20 de septiembre de 2008

UNQUILLO

/1/


Según Abuela,


a su abuelo lo enterreraron en un cajón de madera podrida,


no en un ataud con relieves tallados


sino en un cajón con manchas de mohos;


su abuelo


-que vendría a ser algo así como mi tatarabuelo-


construía hornos de barro en Unquillo


pero no hablaba castellano,


y por eso nunca vendió ninguno:


de pobreza


-dice-


de pobreza y una tristeza muy grande se murió el nono.


A mamá hace unos años la escuché escondido debajo de la cama


que al abuelo de abuela


-que sería como mi tatara y el bisabuelo de mamá-


lo habían bajado de tres tiros en la espalda,


por un presunto robo.


Y por eso la miraban con desconfianza a abuela y


su relato.


Abuela dijo que su abuelo


murió


de tristeza y pobreza.


Y así fue.




/2/


En el cementerio San Jerónimo


mi familia tiene un nicho en el que hay cinco ataudes,


con un muerto en cada uno, solo que en uno


el muerto es un no-vivo,


o sea


un bebé que nació ya muerto y por eso mamá


siempre dijo que en sentido médico estricto


eso era un feto que salió como un bebé pero que no lo era.


Abuela llora cuando mamá afirma eso,


porque en ese ataud descansa el cuerpo de su


no-hermanita no-viva.


Abuela en puerta de casa rozando el lomo de Dolly.

/3/


Al lado de mi habitación


está la de mi hermana.


Todas las noches a las 3:30


paso por su puerta y me quedo mirándola fijo,


jugueteo a que no respira


-me tapo los oidos, no se sienten sus ronquidos ni los sollozos-


En una oportunidad,


a las 3:31 un trueno golpeteó como una fusta las persianas de su pieza


ella se levantó de un golpe y vio mi silueta ahí


estancada en el umbral de la puerta,


mi cuerpo sin respiración


fantasmal


muerto.




/4/


A mi tataraabuelo


le profanaron la tumba;


cavaron y encontraron su cuerpo ya putrefacto


dentro del cajón de madera.


No robaron nada.


Le cortaron el dedo índice


que días después apareció en una bolsa en la puerta


de la casa de Unquillo de mi tatarabuela.


Mamá cuenta


que se dice que el cajón estaba más intacto que cuando


lo enterraron.




/o/


En el fondo de la degradación lo que hay es sólo:


tristeza y pobreza.


Amén.


4 comentarios:

Grado Cero dijo...

Bravo che, cuando hablas de la familia fluye de forma bella el poema! (sigo encerrada, se nota, estoy metida con algo que me esta quemando- más aún- el balero, desp te cuento).

En otro orden, o desorden mejor,de cosas, el miercoles fiesta, cumpleaños de Chuflex.

nos vemos, nene

Castro/Lalín/Erika dijo...

Hey. yo me acuerdo de esa vieja.

Una vez en la cola de un rapi-pago me quitó el lugar.

Hija de puta.

Javier Martínez Ramacciotti dijo...

Yani: mis poemas no fluyen; son pequeños glaciares. Resquebrajados por todas partes.

Y "mi familia"? Dudemos, siempre dudemos.

See you el mircoles.

Castro: Sí,es muy posible que te hiciera eso. Qué boludo, dejarte arrebatar así nomas el lugar!!

jc dijo...

a mi tb me cagó el lugar. justo me tocaba a mi y ella dijo q dolly andaba floja de vientre y q sino pasaba primero a pagar ecogas, el can iba a inundar de bosta el rapipago, q en realidad era una dietética q se las estaba viendo fulero y cuando estaban a punto de cerrar xq ya no vendían ni un puto cornfleiq, al hermano de la dueña se le ocurrió la idea y dijo: che, y si aparte de los cereales y esos yuyos raros q vendés ponés unas de esas cajas en donde se pueden pagar los impuestos, el cable y esas cosas?

perdón, perdón. muy bueno. q siga este tono, xfavor señor.