/19:45/
Ella y él se encuentran,
un libro pasa de una mano a otra,
de una dueña a un dueño;
se encuentran
y un libro recorre una elíptica diferencial.
Nada nuevo bajo el sol;
ellos siguen siendo ella y él,
sus documentos aún repiten sus nombres respectivos.
/20:33/
Ella al lado de él,
sentados frente a un micrófono,
y alguien recitando poemas.
la cicatriz vacía de la vida los une y desuneUna buena frase si él la escuchara,
pero está tratando de oir el lento y rugoso
deslizar del dedo de ella sobre su jean.
Alguien recita un verso sobre la distancia
él descubre una rima oculta en la cavidad interna
de la rodilla derecha de ella.
No están más uno al lado del otro,
alguien diría que estan montados,
a una música de tela.
/00:57/
Un
chau puntual y seco
y el chasquido púdico de un beso en la mejilla.
En todo domingo la realidad pierde
más substancia de la que gana.
Un libro pasa de una mano a otra,
y en un principio es un devenir retórico.
Un
chau,
Ella se pierde en una avenida
él por la otra:
pero ambos están perdidos.
Quién ella y quién él.
Un recitado, una cerveza,
una infinitesimal anexión de anecdotas
una música en una pierna
un libro.
Nada se movió sin sacudir los adoquines,
las bases de todos los edificios de nueva córdoba.
Ella y él
él y ella
ell@s se encuentran.
Y dejan algo en el paseo de las artes,
pero vuelven con otra cosa.
En los herrrmosos domingos
las cosas mutan o mueren.