El alicate ya arrojado a su quietud plateada
estancado en penitencia
junto a las occisas
me contempla
Los domingos en su epílogo de ocaso en bostezo
hay en la ciudad dos o tres locos
una media docena de suicidios
y alguien que logra besar una zona erógena en la novia de otro.
Yo
corto mis uñas con ferocidad
con meticulosidad quirúrgica
paranoicamente:
no quiero extenderme, quiero aferrarme a mi finitud.
Me las corto hasta sangrar.
El alicate, arrojado
y un gallo que nunca canta.
Living is easy. The fish are jumping.
3 comentarios:
ya es hora de que compres uno para vos ;P
saluditos cariñosos como siempre.
Me gustan tus poemas donde lo cotidiano se abre espacios en lo trascendente. Cómo la vida con sus suicidos, sus bostezos y las uñas agonizando en un cenicero, puede trasmutar excelentemente en poesía.
Te critiqué lo del gallo, creo, pero ahora que lo vuelvo a leer... le da algo que me hace pedirte que lo dejes.
Al final, Living is easy cuando se leen cosas así.
maga: no, no y no. No puedo devaluar mi frágil economía por un alicate. Decile a mi vieja que me compre uno.
Majo: Y el gallo se queda, entonces.
Al final, Living is easy con comentarios así.
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